OSCURIDAD
…Y tras una larga temporada de incesante (e inquietante)
ausencia mental, escribo.
¿Para qué? ¿Alguien lo sabe?
Bien, supongo que para hablar de otro de esos temas escabrosos
e inquietantes de lo que suelo hablar, en un vano intento por parecer
remotamente más inteligente de lo que soy (qué pena y cuánto victimismo)…la
oscuridad.
¿Y qué, dentro de las muchas maneras que hay de verla,
encuentro yo en la oscuridad? ¿Qué es?
Una vez más, encontrando este escrito ridículamente
subjetivo, intentaré explicarme de una manera lo más estúpidamente amplia, “snob”
y terriblemente pomposa posible.
La oscuridad…la oscuridad es lo que veo todas las noches
ante mí al entrar a través de la diminuta puerta de mi cocina, algún tipo de
habitación de manicomio tuvo que haber en un tiempo remoto, siempre se reconoce a una persona con una
camisa de fuerza, aun siendo ésta casi siempre metafórica. Me siento como un
estanque, turbio y pútrido a medida que me voy acercando a la truculenta escena
de mi ahora conocida como cocina: La persona (¿Monstruo? ¿Cuál es la
diferencia?) casi siempre que entro está realizando algún tipo de ritual
truculento con restos humanos, a saber, vísceras, intestinos, heces, vómito, lo
que no mata engorda, ¿cierto…?
Ciertamente inolvidable mi parte en la escena: Como mera
observadora, me dedicaba a flotar en el ambiente, al igual que el desagradable
olor , completamente transparente a la vista, aunque sabía que ese ser notaba
mi presencia, al igual que yo notaba la suya. Odiaba el tener que parpadear,
temiendo que al volver a abrir los ojos toda esa extrañamente familiar escena
se desvaneciera, polvo al polvo y cenizas a las cenizas, hasta que
efectivamente, en uno de esas breves pausas oculares, todo se esfumó de la
misma manera en que había aparecido.
De todos modos, siempre acabo teniendo algún estremecimiento
ocasional al notar el reflejo en algún cuadro, un espejo de luces apagadas, la
esencia de mi existencia, por ahora anodina y aburrida…
Oscuridad (¿Locura? ¿Cuál es la diferencia?)
Bien, quizás debería de dejar mis elucubraciones a algún
tipo de sabio experto de las luces interiores, pero, ¿Para qué iba a molestarme
pudiendo molestar al mundano ciudadano de a pie (oh, los excesos barroquianos
en el habla, cuánta prepotencia)?
Dicho esto, me despido, quizás esto continúe, como todo en
este mundo, sin una razón de ser, simplemente por el ansia de serlo…
No hay comentarios:
Publicar un comentario